Ésta es, para mí, una de las mejores escenas de la, literalmente, adictiva serie Prison Break, de FOX. En ella vemos la muerte de Paul Kellerman, uno de los personajes más complejos del programa. Al principio Kellerman trabaja para una de las principales villanas de la serie, la vicepresidenta estadounidense Caroline Reynolds (que más tarde se convierte en presidenta mediante unas gotas de veneno en el agua mineral de su antecesor). Obedeciendo órdenes de Reynolds, él hace muchas atrocidades -practicamente llega a tratar de asesinar a todos los protagonistas en un momento u otro-, pero cuando fracasa en la misión de matar a Sara Tancredi, sus jefes le sueltan la mano. Ésto hace que Kellerman se pase al bando de los buenos, más que nada por venganza. Al final, cuando Sara es procesada, Kellerman se presenta en el juicio y testifica para exponer la gran conspiración de Reynolds y una importante empresa multinacional (llamada simplemente “La Compañía”), que es el elemento en torno al cual gira toda la trama de la serie. Después, como se ve en el video, Kellerman es asesinado. Lo que hace ésta escena tan memorable es lo que dice Kellerman antes de morir: que entre los miembros de la Resistencia francesa, durante la Segunda Guerra Mundial, el mayor honor era sonreir al ser fusilado por un escuadrón nazi...
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viernes, 14 de septiembre de 2007
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