Continuación de Más varitas y la primera clase de Albus.
Todos los personajes son de Rowling o míos, a excepción de Semiramis Zabini, cuyo nombre inventó Helena Dax, autora del relato El nombre de los Malfoy.
Los días fueron pasando para Albus Potter. Su relación con los otros chicos de Slytherin era desigual. Si bien su amistad con Scorpio Malfoy se profundizaba cada vez más, y había hecho buenas migas con Isaac Prewett, Perseus Flint y Antoine Zabini seguían fríos.
Perseus era un sujeto feo, fornido y malhumorado, obsesionado con el Quidditch (un deporte que a Albus apenas le interesaba, a pesar del fanatismo de sus padres y su hermano James). Antoine era hijo de Blaise Zabini. Al igual que su padre y su abuela, él era un chico bastante atractivo -ya había varias niñas de primero e incluso de segundo que suspiraban precozmente por él-, y desdeñaba el Quidditch. La madre de Antoine era una bruja francesa que su padre había conocido en Beauxbatons. Tras la muerte de Albus Dumbledore, la madre de Blaise Zabini, Semiramis, había comprendido que se aproximaban tiempos muy peligrosos para ella y para su hijo, y había decidido abandonar Inglaterra y partir hacia Italia, el país de donde era oriundo el padre de Blaise, su primer marido, y en donde ellos tenían varias propiedades.
El único inconveniente de Italia era que no había ningún colegio de magia; las opciones era educar a los hijos en casa -ya fuese a manos de los propios padres o de profesores particulares- o mandarlos a alguno de los tres colegios de Europa. Si bien a Blaise le interesaba ir a Durmstrang, Semiramis lo convenció de ir a Beauxbatons, que estaba más cerca de Italia. Allí Blaise hizo su séptimo año y conoció a una joven de sangre pura llamada Isabelle Asset, con quien se puso de novio y se casó al cabo de unos pocos años. Isabelle era hermana mayor de Charlotte, la esposa de Rabastan Lestrange y madre de su hijo Agamemnon, lo cual hacía a Agamemnon y Antoine primos hermanos (pese a ello, no se llevaban muy bien y el hecho de que uno hubiese acabado en Gryffindor y el otro en Slytherin no ayudaría a hacer más calida su relación).
Los cinco chicos de primer año no tardaron en dividirse en dos bloques: por un lado Isaac y Albus, por el otro Antoine y Perseus (unidos más por la poca afinidad que sentían hacia los otros dos que por una profunda amistad), con Scorpio esforzándose por no enemistarse con unos sin perder la amistad de los otros. En rigor, Scorpio se sentía más cercano a Albus e Isaac, pero conocía a Perseus y Antoine desde la infancia pues Draco Malfoy, Blaise Zabini y Marcus Flint frecuentemente intercambiaban visitas y estimulaban a su prole a confraternizar.
Las chicas de primer año de Slytherin eran Valerie Rosier, Portia Nott, Roberta Goyle, Sandra Montague y Adrianne Yaxley. Hasta su tercer día en Hogwarts, Albus no les había prestado mucha atención.
Las cosas cambiaron cuando, al salir de su dormitorio junto a Isaac y Scorpio, dirigiéndose al Gran Salón para desayunar, entró a la sala común y escuchó:
-Es increíble que el Sombrero Seleccionador haya mandado a esa escoria a la Casa de Slytherin.
La voz provenía de los sillones, en donde estaban sentadas las cinco chicas de primer año. Quién había dicho la frase era Valerie Rosier, que estaba de espaldas a los chicos.
De pronto toda la sala común quedó en silencio. Las amigas de Valerie habían visto a Albus, Isaac y Scorpio y no sabían qué hacer, pero también los alumnos de otros años observaban la situación con mucho interés.
Albus comprendió que podían hacer dos cosas. Una era enfrentar a Valerie, y la otra era fingir que lo la habían oído. Él notó que Scorpio e Isaac daban un paso hacia delante, con lo que interpretó que querían hacer lo segundo, pero algo le dijo a Albus que no podía hacerse el tonto ante el insulto que había lanzado Valerie Rosier. Si lo hacía, el resto de la Casa, que probablemente compartía sus opiniones pero no se atrevía a expresarlas abiertamente, lo tomaría como un signo de debilidad. De modo que, con una voz alta y firme, Albus dijo:
-¿A qué escoria te refieres, Valerie?
Valerie Rosier se volteó, con más curiosidad que miedo o sorpresa. Al identificar a Albus, esbozó una sonrisa desafiante y, mirándolo a los ojos, respondió:
-¡Pues a Prewett y a ti, Potter! ¿A quién más?
Albus era hijo de un padre y una madre capaces de aterrorizar a muchos cuando perdían la paciencia, pero no había heredado ese carácter tan fogoso, lo mismo que tampoco había heredado la pasión por el Quidditch. Cuando se enojaba, en vez de dar alaridos como su padre o su madre, sentía una cólera fría, quizá más terrible que la de ellos. Pero ni siquiera ahora, cuando acababa de recibir uno de los peores y más descarados insultos de su vida, Albus estaba enojado. Había algo en Valerie que parecía refrenar su rabia.
Tranquilamente, Albus caminó hacia donde estaba Valerie de modo de poder hablarle mirándola a la cara sin que ella tuviese que voltearse. Una vez que estuvieron frente a frente, le preguntó:
-¿Por qué nos consideras indignos de estar en Slytherin, Valerie?
Valerie estaba bastante irritada con Albus, no sólo por esa calma desconcertante que exhibía, sino, curiosamente, por la forma en que pronunciaba su nombre. Desde que había venido a Gran Bretaña todos los que conocía pronunciaban “Valerie” poniendo el acento en la “A”, a la manera inglesa. En cambio, Albus ponía el acento en la “I”, haciendo que su nombre sonase más francés. Quizá fuese una forma sutil de recordarse que ella había nacido en Francia, hija de una bruja de ese país, pensó Valerie, y le respondió:
-Porque tú eres el hijo de una traidora a la sangre y de un mestizo, y Prewett es nieto de un squib. ¿Hace falta que te recuerde, Potter, que la noble Casa de Slytherin es solo para los de sangre pura?
-¿En serio? ¿Entonces por qué hemos tenido a tantos mestizos en Slytherin?
-¡Quién sabe! ¡Pero siempre les hemos enseñado cuál es su lugar!
-¿Nombrándolos jefes de la Casa como a Severus Snape? -dijo Albus con una sonrisa irónica. Muchos alumnos rieron al darse cuenta del brete en el que había dejado a Valerie. Albus luego le preguntó a Valerie, que lo miraba con odio:- Dices que mi madre es una traidora a la sangre, Valerie. ¿Qué quieres decir con eso?
-¡Qué es una sangre pura que se alía con personas de linaje inferior al de ella! ¡Con muggles, squibs, sangre impura, mestizos, híbridos…!
-Muy interesante. Pero, ¿te das cuenta que, según esa misma definición, tu abuelo también era un traidor a la sangre, así como los padres y abuelos de casi todos los aquí presentes?
-¿CÓMO? -preguntó Valerie, y por un instante, Albus creyó ver que su mano se dirigía hacia donde estaba su varita. Albus también notó que los alumnos que presenciaban éste altercado se ponían tensos.
-Sí, Valerie, pues si aliarse con alguien de linaje “inferior” es traicionar a la sangre, entonces todos los magos y brujas de sangre pura que apoyaron a Tom Ryddle, un mestizo, fueron traidores a la sangre.
Valerie estaba boquiabierta, lo mismo que todas sus amigas de primero y muchos otros alumnos. Sonriendo, Albus le dijo:
-¡Nos vemos en la clase de Longbottom!
Y así, acompañado por Scorpio e Isaac, salió de la sala común de Slytherin. A diferencia de su pelea con James, ésta lo había dejado divertido y satisfecho.
Todos los personajes son de Rowling o míos, a excepción de Semiramis Zabini, cuyo nombre inventó Helena Dax, autora del relato El nombre de los Malfoy.
Los días fueron pasando para Albus Potter. Su relación con los otros chicos de Slytherin era desigual. Si bien su amistad con Scorpio Malfoy se profundizaba cada vez más, y había hecho buenas migas con Isaac Prewett, Perseus Flint y Antoine Zabini seguían fríos.
Perseus era un sujeto feo, fornido y malhumorado, obsesionado con el Quidditch (un deporte que a Albus apenas le interesaba, a pesar del fanatismo de sus padres y su hermano James). Antoine era hijo de Blaise Zabini. Al igual que su padre y su abuela, él era un chico bastante atractivo -ya había varias niñas de primero e incluso de segundo que suspiraban precozmente por él-, y desdeñaba el Quidditch. La madre de Antoine era una bruja francesa que su padre había conocido en Beauxbatons. Tras la muerte de Albus Dumbledore, la madre de Blaise Zabini, Semiramis, había comprendido que se aproximaban tiempos muy peligrosos para ella y para su hijo, y había decidido abandonar Inglaterra y partir hacia Italia, el país de donde era oriundo el padre de Blaise, su primer marido, y en donde ellos tenían varias propiedades.
El único inconveniente de Italia era que no había ningún colegio de magia; las opciones era educar a los hijos en casa -ya fuese a manos de los propios padres o de profesores particulares- o mandarlos a alguno de los tres colegios de Europa. Si bien a Blaise le interesaba ir a Durmstrang, Semiramis lo convenció de ir a Beauxbatons, que estaba más cerca de Italia. Allí Blaise hizo su séptimo año y conoció a una joven de sangre pura llamada Isabelle Asset, con quien se puso de novio y se casó al cabo de unos pocos años. Isabelle era hermana mayor de Charlotte, la esposa de Rabastan Lestrange y madre de su hijo Agamemnon, lo cual hacía a Agamemnon y Antoine primos hermanos (pese a ello, no se llevaban muy bien y el hecho de que uno hubiese acabado en Gryffindor y el otro en Slytherin no ayudaría a hacer más calida su relación).
Los cinco chicos de primer año no tardaron en dividirse en dos bloques: por un lado Isaac y Albus, por el otro Antoine y Perseus (unidos más por la poca afinidad que sentían hacia los otros dos que por una profunda amistad), con Scorpio esforzándose por no enemistarse con unos sin perder la amistad de los otros. En rigor, Scorpio se sentía más cercano a Albus e Isaac, pero conocía a Perseus y Antoine desde la infancia pues Draco Malfoy, Blaise Zabini y Marcus Flint frecuentemente intercambiaban visitas y estimulaban a su prole a confraternizar.
Las chicas de primer año de Slytherin eran Valerie Rosier, Portia Nott, Roberta Goyle, Sandra Montague y Adrianne Yaxley. Hasta su tercer día en Hogwarts, Albus no les había prestado mucha atención.
Las cosas cambiaron cuando, al salir de su dormitorio junto a Isaac y Scorpio, dirigiéndose al Gran Salón para desayunar, entró a la sala común y escuchó:
-Es increíble que el Sombrero Seleccionador haya mandado a esa escoria a la Casa de Slytherin.
La voz provenía de los sillones, en donde estaban sentadas las cinco chicas de primer año. Quién había dicho la frase era Valerie Rosier, que estaba de espaldas a los chicos.
De pronto toda la sala común quedó en silencio. Las amigas de Valerie habían visto a Albus, Isaac y Scorpio y no sabían qué hacer, pero también los alumnos de otros años observaban la situación con mucho interés.
Albus comprendió que podían hacer dos cosas. Una era enfrentar a Valerie, y la otra era fingir que lo la habían oído. Él notó que Scorpio e Isaac daban un paso hacia delante, con lo que interpretó que querían hacer lo segundo, pero algo le dijo a Albus que no podía hacerse el tonto ante el insulto que había lanzado Valerie Rosier. Si lo hacía, el resto de la Casa, que probablemente compartía sus opiniones pero no se atrevía a expresarlas abiertamente, lo tomaría como un signo de debilidad. De modo que, con una voz alta y firme, Albus dijo:
-¿A qué escoria te refieres, Valerie?
Valerie Rosier se volteó, con más curiosidad que miedo o sorpresa. Al identificar a Albus, esbozó una sonrisa desafiante y, mirándolo a los ojos, respondió:
-¡Pues a Prewett y a ti, Potter! ¿A quién más?
Albus era hijo de un padre y una madre capaces de aterrorizar a muchos cuando perdían la paciencia, pero no había heredado ese carácter tan fogoso, lo mismo que tampoco había heredado la pasión por el Quidditch. Cuando se enojaba, en vez de dar alaridos como su padre o su madre, sentía una cólera fría, quizá más terrible que la de ellos. Pero ni siquiera ahora, cuando acababa de recibir uno de los peores y más descarados insultos de su vida, Albus estaba enojado. Había algo en Valerie que parecía refrenar su rabia.
Tranquilamente, Albus caminó hacia donde estaba Valerie de modo de poder hablarle mirándola a la cara sin que ella tuviese que voltearse. Una vez que estuvieron frente a frente, le preguntó:
-¿Por qué nos consideras indignos de estar en Slytherin, Valerie?
Valerie estaba bastante irritada con Albus, no sólo por esa calma desconcertante que exhibía, sino, curiosamente, por la forma en que pronunciaba su nombre. Desde que había venido a Gran Bretaña todos los que conocía pronunciaban “Valerie” poniendo el acento en la “A”, a la manera inglesa. En cambio, Albus ponía el acento en la “I”, haciendo que su nombre sonase más francés. Quizá fuese una forma sutil de recordarse que ella había nacido en Francia, hija de una bruja de ese país, pensó Valerie, y le respondió:
-Porque tú eres el hijo de una traidora a la sangre y de un mestizo, y Prewett es nieto de un squib. ¿Hace falta que te recuerde, Potter, que la noble Casa de Slytherin es solo para los de sangre pura?
-¿En serio? ¿Entonces por qué hemos tenido a tantos mestizos en Slytherin?
-¡Quién sabe! ¡Pero siempre les hemos enseñado cuál es su lugar!
-¿Nombrándolos jefes de la Casa como a Severus Snape? -dijo Albus con una sonrisa irónica. Muchos alumnos rieron al darse cuenta del brete en el que había dejado a Valerie. Albus luego le preguntó a Valerie, que lo miraba con odio:- Dices que mi madre es una traidora a la sangre, Valerie. ¿Qué quieres decir con eso?
-¡Qué es una sangre pura que se alía con personas de linaje inferior al de ella! ¡Con muggles, squibs, sangre impura, mestizos, híbridos…!
-Muy interesante. Pero, ¿te das cuenta que, según esa misma definición, tu abuelo también era un traidor a la sangre, así como los padres y abuelos de casi todos los aquí presentes?
-¿CÓMO? -preguntó Valerie, y por un instante, Albus creyó ver que su mano se dirigía hacia donde estaba su varita. Albus también notó que los alumnos que presenciaban éste altercado se ponían tensos.
-Sí, Valerie, pues si aliarse con alguien de linaje “inferior” es traicionar a la sangre, entonces todos los magos y brujas de sangre pura que apoyaron a Tom Ryddle, un mestizo, fueron traidores a la sangre.
Valerie estaba boquiabierta, lo mismo que todas sus amigas de primero y muchos otros alumnos. Sonriendo, Albus le dijo:
-¡Nos vemos en la clase de Longbottom!
Y así, acompañado por Scorpio e Isaac, salió de la sala común de Slytherin. A diferencia de su pelea con James, ésta lo había dejado divertido y satisfecho.
(Tengo que confesar que yo no estoy del todo satisfecho con cómo me salió el enfrentamiento entre Albus y Valerie. Me lo había imaginado más largo anoche en la cama, cuando se me ocurrió. Igual creo que no será la última vez que los veremos pelearse.)
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