Este es un post bastante largo, así que para amenizarlo les aconsejo escuchar esta excelente canción.
En Argentina el presidente de la Nación no puede nombrar al presidente de la Corte Suprema, sino que él -o ella- nombra a los jueces y ellos eligen luego a su presidente para un período de un año. Aguinis debe haberse confundido por haber pasado tantos años en EUA, donde cuando el presidente de la Corte muere, renuncia o es destituido, el Poder Ejecutivo nombra a su sucesor directamente.
Figueroa Alcorta fue, junto con Roque Sáenz Peña, el único presidente del Orden Conservador (1880-1916) en reunirse cara a cara con Yrigoyen para intentar resolver las diferencias con el radicalismo. Y, por lo que tengo entendido, no se opuso a la reforma electoral impulsada por su sucesor en 1912, que permitió el ascenso de Yrigoyen al poder, de modo que es un poco difícil verlo como un gran opositor.
¿No se le ocurrió a Aguinis que quizá a Yrigoyen no le importaba quienes estuviesen en la Corte Suprema? Sabemos que en 1929, cuando propuso a Figueroa Alcorta, el Senado, que debía aprobar su nombramiento, estaba dominado por los conservadores. Es posible que entonces, en vez de proponer a un juez radical para la Corte, Yrigoyen haya preferido evitarse un nuevo conflicto con el Senado proponiéndoles a un juez conservador, pero moderado.
Otro punto interesante es que al hablar del corporativismo, Aguinis nos previno contra la concertación que propone CFK entre el Estado, el empresariado y los trabajadores, diciéndonos que los partidos políticos debían jugar un rol. No obstante, cuando más tarde habló de Irlanda atribuyó el crecimiento impresionante que tuvo el país desde su independencia en 1916 a ¡una concertación entre empresarios y trabajadores! Supuestamente -no conozco mucho de historia irlandesa, así que hay que confiar en la versión de Aguinis-, en algún momento se llegó a un pacto para vincular los salarios a la productividad, de modo que mientras más producía la empresa, más cobraban los trabajadores.
En cualquier caso, y pese a todo aquello con lo que no estuve de acuerdo y con lo que detecté que se contradecía un poco, me gustó la charla. Lamento no haber llevado mis ejemplares de La gesta del marrano y El atroz encanto de ser argentinos para que me los firmase.
Martin: todo lo que escribiste se lo podrias haber dicho en persona para sacarte las dudas,no seas cobarde...las cosas se dicen de frente...¿que clase de critico sos?
ResponderBorrarLa verdad que se me cayo un idolo...
Marcos Aguinis te demostró una vez mas que es un genio y un ejemplo a seguir...
Primero que nada, Pocho, si vas a opinar en mi blog te pido que lo hagas con tu usuario de Blogger, no en forma anónima.
ResponderBorrarSegundo, que no haya querido enfrentarme verbalmente con Aguinis no hace que las críticas que le hago sean menos válidas. Con tu criterio, nadie podría criticar a nadie más que cara a cara, lo cual es una ridiculez.
¿Tenés algo que decir sobre lo que yo dije sobre Aguinis? Porque si lo único que podés decir es "Sos un cobarde porque no se lo dijiste a la cara", entonces tenés poco que aportar.
Saludos
De paso, Pocho, ¿por qué no aprovechás esta experiencia para postear en tu blog -que, como dije antes, ya se empieza a parecer a un fotolog- una defensa de Aguinis?
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