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viernes, 24 de agosto de 2007

Albus en Hogwarts

Nuevamente, me puse a escribir un relato de fan fiction sobre la saga de Harry Potter, aunque éste trascurre después del epílogo de Deathly Hallows, 19 años después del relato anterior. Espero que les guste.
(El disclaimer de rigor: todos los personajes le pertenecen a J. K. Rowling, a excepción de Servilia Crouch, Perseus Flint, Isaac Prewett y Antoine Zabini)

SLYTHERIN!”, rugió el Sombrero Seleccionador. El Gran Salón quedó en silencio, sin los habituales aplausos de la mesa perteneciente a la Casa de Slytherin hacia su nuevo miembro. Y no era rara tal reacción, pues quien acababa de ser sorteado en Slytherin era nada más y nada menos que Albus Severus Potter, hijo de Harry Potter, el vencedor de Lord Voldemort, y de Ginny Weasley, cuya familia había pertenecido a la Casa de Gryffindor durante generaciones.
Sólo una persona en el Gran Salón estaba absolutamente feliz por la sorpresiva decisión del Sombrero: Horace Slughorn, profesor de Pociones y jefe de la Casa de Slytherin. Al igual que quién había sido su antecesor en ambos puestos, Severus Snape, Slughorn tendía a favorecer a ciertos estudiantes. La diferencia entre ellos era que Snape favorecía a los estudiantes pertenecientes a Slytherin, mientras que Slughorn favorecía a todos aquellos estudiantes talentosos, prometedores o emparentados con personas influyentes, sin importarle a qué Casa pertenecieran. Tanto los padres de Albus Potter como sus abuelos paternos habían estado entre los favoritos de Slughorn. Por distintos motivos, Slughorn los había recibido con brazos abiertos en su círculo de alumnos preferidos; no obstante, ni Lily Evans ni James Potter ni Ginny Weasley ni Harry Potter habían sido también miembros de su Casa: todos habían sido de Gryffindor. Ahora tenía la posibilidad de tener a un Potter en su Casa, y la consideraba como algo caído del cielo.
Slughorn estaba especialmente contento porque Albus era el nieto de Lily, que era su estudiante predilecta en la familia, sobre todo por su habilidad en hacer pociones. De todas las personas que murieron a manos de Voldemort, Lily era la que más había lamentado.
Ignorando la reacción de los demás en el Gran Salón, Slughorn aplaudió con entusiasmo, rompiendo el silencio. Los demás profesores y los alumnos de Slytherin se unieron tímidamente. El profesor encargado de llevar a los alumnos de primer año a la ceremonia de selección, Neville Longbottom, que había quedado paralizado por la sorpresa, reaccionó finalmente y le indicó a Albus Potter que se quitase el Sombrero y se ubicase en la mesa de Slytherin.
Cuando se puso de pie, el niño fue objeto de todas las miradas. Los profesores y alumnos notaron que era muchísimo más parecido a su padre Harry que su hermano mayor James. Tenía sus mismas facciones, contextura física y color de pelo y ojos. No obstante, había diferencias entre padre e hijo: Albus tenía el pelo más lacio y mejor peinado, no era miope y, por supuesto, no tenía la cicatriz en forma de rayo en la frente.
Albus Potter no miró a la mesa de Gryffindor, donde estaba sentado su hermano James, ni a la fila de alumnos de primer año esperando su turno de ser sorteados, donde estaba parada su prima Rose Weasley. Con una expresión que esperaba que fuese impasible, se dirigió a la mesa de Slytherin y se sentó al lado de Scorpio Malfoy. Nadie lo miraba, todos tenían los ojos fijos en el niño que estaba siendo sorteado, Isaac Prewett -que también terminó en Slytherin-, pero estaba claro que eso se debía a que no querían hablarle.
El Sombrero continuó eligiendo las Casas de los alumnos, y la segunda sorpresa de la noche (aunque no tan espectacular como la primera) fue que mandó a Rose Weasley a la Casa de Ravenclaw en vez de a Gryffindor, como todos esperaban. James Potter (a quién apodaban “James Potter II” para no confundirlo con su abuelo tocayo) estaba más abatido que nunca por haber perdido la oportunidad de compartir su Casa con su hermano y su prima; especialmente por no estar con su hermano.
La comida que les sirvieron era deliciosa, pero Albus apenas la probó, incómodo por ser el alumno más vigilado del Gran Salón. Intentó mantener su rostro impenetrable, pero su preocupación era evidente: ¿por qué el Sombrero lo había mandado tan rápidamente a Slytherin? ¿Por qué no le había dado la oportunidad de elegir, como a su padre? ¿Era él acaso un mago oscuro en potencia?
Scorpio Malfoy comía en silencio, pero observaba a Albus Potter de reojo. Finalmente decidió hablarle:
-¿Eres el hijo de Harry Potter, verdad?
Él conocía la respuesta, por supuesto, pero quería empezar un diálogo con Albus de alguna manera, y ésa fue la única que se le ocurrió.
-Sí -respondió Albus sin un vestigio de emoción en su voz-. ¿Y tú eres hijo de Draco Malfoy, verdad?
No sabiendo si Albus se estaba burlando o no de él al usar sus mismas palabras en la pregunta, Scorpio respondió:
-Sí. Y de Pansy Parkinson.
Hubo un tenso silencio entre ambos, y luego Albus lo rompió diciendo:
-Mi papá me contó que tu papá y él… no se llevaron bien cuando estaban en Hogwarts.
-Sí, mi madre me ha dicho lo mismo sobre mi padre y el tuyo.
Un segundo silencio, un poco más pesado que el anterior, siguió a éste breve diálogo. Scorpio luego dijo:
-¿Tienes tu propia lechuza mensajera?
-Sí, se llama Geraldine. ¿Y tú?
-Mi padre me compró una ayer en el callejón Diagon. Se llama Lucas. Me pidió que le escriba apenas llegue a Hogwarts con la noticia de en qué Casa me han seleccionado. Lo haré mañana por la mañana.
-Papá y mamá quieren que haga lo mismo. Pero creo que mi carta no será tan fácil de escribir como la tuya. No sé cómo decirles que estoy en Slytherin.
-Sólo escríbelo en el papel sin hacer comentarios. No es nada vergonzoso.
-¿Cómo te habrías sentido tú de haber sido sorteado en Gryffindor?
Scorpio guardó silencio, pensando en esa posibilidad. De estar él en la mesa de Gryffindor, estaría temblando incontrolablemente ante la perspectiva de hacerle saber a su padre que él, un Malfoy, no había entrado en la Casa de Slytherin. Probablemente su padre le enviaría una carta fría felicitándolo por estar en Gryffindor, y lo trataría con mayor frialdad aun en la mansión, durante las vacaciones. Su padre no solía enfadarse cuando él hacía algo malo, simplemente lo trataba con mayor distanciamiento que de costumbre.
Y su madre… Bueno, su madre era harina de otro costal. Pansy Parkinson había crecido hasta convertirse en una mujer tan cruel y desagradable como había sido de adolescente. Como esperaba su padre y los padres de Draco, la joven pareja se casó un par de años después de la derrota de Lord Voldemort, y tuvieron a Scorpio.
Ptolomeus Parkinson, Lucius y Narcisa Malfoy habían estado muy satisfechos con la unión de sus retoños. En cuanto a la madre de Pansy, Marie, nadie la tomaba en cuenta. Como hija de un muggle y de una bruja, su marido y sus consuegros la consideraban apenas un recipiente donde había estado su hija y nuera durante 9 meses. Ni Ptolomeus ni Marie recordaban el por qué de su matrimonio, pero tenían bien claro el por qué continuaban juntos: ella, por su dinero, y él, por las apariencias (y porque entre los magos no existía el divorcio).
Pansy despreciaba a su propia madre. Más que un recipiente, Pansy la veía como la mujer por culpa de cual ella era mestiza y no de sangre pura. Muchas veces había pensado “Si mi abuela no se hubiese acostado con ese horrible muggle… si mi padre se hubiese casado con una bruja decente…” Pansy consideraba a Draco como una suerte de pira bautismal en la cual lavaba su pecado de ser mestiza al engendrar hijos de sangre pura. No sentía amor por él, sino cierta atracción física y, sobre todo, una adoración reverencial por su linaje.
Pansy Malfoy no era cariñosa con su hijo. Se había preocupado por enseñarle qué significaba ser un mago de sangre pura, un Malfoy y un miembro de la Casa de Slytherin, y cada vez que él hacía algo que ella consideraba impropio de alguien perteneciente cualquiera de esas tres categorías, lo criticaba con severidad y continuaba su acoso hasta reducir al pequeño Scorpio a las lágrimas. Su táctica era desgarrar la autoestima de su hijo y echar sal en las heridas una y otra vez, para someterlo.
Scorpio se había distraído pensando en su madre y en cómo ella lo trataría en caso de no entrar en Slytherin. Albus, que lo había estado mirando con atención durante unos segundos, lo sacó de sus oscuros pensamientos:
-En cualquier caso, papá me dijo que no lamentaría que yo acabase en Slytherin. Dijo que la Casa de Slytherin ganaría un excelente estudiante.
-Entonces quizá no se enfade. ¿Y tu madre? -dijo Scorpio pensando en Pansy.
-No lo sé. Los Weasley siempre han sido sorteados en Gryffindor, y es posible que se sienta triste al saber que su hijo no lo ha sido.
-Tal vez el hecho de que tu prima esté en Ravenclaw mejore las cosas. El Sombrero ha estado muy extraño éste año…
-No creo. He crecido escuchando que Slytherin es un nido de magos oscuros… Aunque por otra parte también me han contado que Horace Slughorn peleó contra Voldemort en la batalla final, hace 19 años…
-Sí, y Severus Snape fue espía de la Orden del Fénix entre los Mortífagos.
-Mi padre me contó hoy que me pusieron Severus como segundo nombre en su honor. ¿Fue realmente un hombre valiente?
-En mi casa jamás lo nombran. Recuerdo que una vez les pregunté a mis padres si ellos habían conocido a Snape, pero mi madre me abofeteó antes de que terminase de decir su nombre, y me prohibió hablar del tema.
-¡Eso es terrible, Scorpio! ¿Tu madre te golpea?
-Sólo cuando realmente la saco de sus casillas. Generalmente me regaña -dijo Scorpio, sin darle importancia.
Albus era joven, pero no tonto, y decidió no preguntarle demasiado sobre su familia. No obstante, Scorpio continuó hablando.
-Mi padre estuvo al servicio del Señor de las Tinieblas por muy pocos años. Me fui enterando de los detalles a través de los retratos de la Mansión Malfoy, que vieron muchas cosas. Mi padre, mi abuelo Lucius, mi tía Bellatrix y mi tío Rodolphus fueron Mortífagos. Parece que el Señor de las Tinieblas utilizó la Mansión como cuartel general durante los últimos años de la guerra, pero ese es el único tema del cual ni siquiera los retratos osan hablar. Aun le temen.
-¿Por qué lo llamas “el Señor de las Tinieblas” en vez de “Voldemort” o “el Innombrable” o “Tom Ryddle”?
El Ministerio y los medios de comunicación habían dejado de referirse a Lord Voldemort como “el Innombrable”, pero no se atrevían a llamarlo Voldemort, por lo que decidieron denominarlo oficialmente por su nombre más odiado, el que le puso su madre en el orfanato muggle. Así, Lord Voldemort pasó a ser llamado “Tom Sorvolo Ryddle” en los documentos oficiales y en los artículos de El Profeta.
-No lo sé, mis padres y mis abuelos lo llaman así en casa. La segunda vez que mi madre me golpeó fue cuando dije, sin querer, “Voldemort”.
-Bueno, dado que está muerto, no importa demasiado cómo lo llamemos.
El discurso de la directora de Hogwarts, Servilia Crouch, fue seguido con bastante atención por los alumnos de primer año y algunos de los de segundo, pero los demás ya lo conocían de memoria y no se molestaron en prestarle atención, aunque no se atrevieron a hablar. Albus, Rose, Scorpio y los demás se enteraron de que estaba prohibido entrar al bosque que rodeaba al castillo, y que estaba prohibido hacer hechizos en los recreos y en los pasillos, además de comprar productos de la sucursal de Sortilegios Weasley en Hogsmeade.
Luego Crouch pidió que cantasen el himno del colegio:
-Cada uno puede elegir su propia melodía -añadió con poco entusiasmo. Sabía que era parte del protocolo, pero estaba claro que no era su parte favorita, a diferencia de Dumbledore.

Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts,
enséñanos algo, por favor.
Aunque seamos viejos y calvos
o jóvenes con rodillas sucias,
nuestras mentes pueden ser llenadas
con algunas materias interesantes.
Porque ahora están vacías y llenas de aire,
pulgas muertas y un poco de pelusa.
Así que enséñanos cosas que valga la pena saber,
haz que recordemos lo que olvidamos,
hazlo lo mejor que puedas, nosotros haremos el resto,
y aprenderemos hasta que nuestros cerebros se consuman.

Una vez que terminaron, Crouch les ordenó ir a la cama, y los prefectos se pusieron de pie para guiar a los alumnos de primer año a los dormitorios.
Los dormitorios de Slytherin eran subterráneos, y estaban ubicados bajo el lago donde años atrás habían sido esparcidas las cenizas de Lord Voldemort. El prefecto los llevó a través de corredores bastante laberínticos hasta una pared de piedra no muy distinta de las otras, se detuvo, golpeó su varita contra la pared y se escuchó una voz profunda solicitando la contraseña. El joven respondió “Pisapapeles”, y la pared se abrió, dejándolos pasar.
La sala común de Slytherin estaba iluminada por el fuego que ardía en el medio de la habitación, y por varias luces verdes que colgaban de cadenas y le daban un aspecto fantasmal. El elemento más destacado era la piedra: las paredes, el suelo y el techo eran de piedra, y los sillones estaban tallados en piedra (aunque tenían almohadones verdes para hacerlos más cómodos). No hacía frío en la sala común, pues el fuego la mantenía calida, pero daba una impresión de frialdad muy intensa.
La habitación de Albus, Scorpio y otros tres chicos de primer año tenía cinco camas con postes, cuyas sábanas eran verdes. Las luces eran también verdes allí, y menos intensas que las de la sala común.
La cama de Albus era muy cómoda y mullida, eso debía admitirlo. No obstante, el sueño no venía. Su mente recién había asimilado el hecho de que él, Albus Potter, era un Slytherin cuando se quitó la ropa, se puso el pijama y se metió entre las sábanas. Durante los siguientes siete años él debería dormir en esa cama.
Albus notó que había muchísimas serpientes esculpidas y pintadas en la habitación. Las patas y los postes de las camas tenían forma de serpiente, las sábanas tenían una serpiente bordada y cadenas de las lámparas que iluminaban la habitación eran sostenidas por serpientes de piedra. Albus posó sus ojos en una de esas serpientes y pensó en voz alta:
-Deberé acostumbrarme a esto.
Cuando se dio cuenta de lo que había dicho, miró a las demás camas para ver si alguien lo había oído. Tres de los estudiantes (Perseus Flint, Isaac Prewett y Antoine Zabini) dormían, pero Scorpio Malfoy estaba despierto y lo miraba con sorpresa.
-¿Qué dijiste? -dijo Scorpio.
-Que deberé acostumbrarme a estar en Slytherin.
-Te escuché perfectamente, pero no dijiste eso. Emitiste una especie de siseo, Al… -iba a decir “Albus”, pero no estaba seguro de si sería lo correcto. Luego pensó en decirle “Potter”, pero prefirió no completar la oración.
-¿Te estás burlando de mí…? -Albus también sopesó las posibilidades de llamarlo “Scorpio” o “Malfoy”, pero también eligió no dirigirse a él con ningún apelativo… por el momento.
-¡No, te lo juro! ¡Parecías…! -Scorpio se quedó callado. Recordó algo que había leído en uno de los libros de su abuelo Lucius y finalmente se dio cuenta de lo que había ocurrido:
-¡Hablas pársel, Albus! -dijo, emocionado y olvidándose de su política de no usar apelativos con el hijo de Harry Potter.
-¿Qué es el pársel?
-¡La lengua de las serpientes! ¡Muchos magos extraordinarios la han hablado: Salazar Slytherin, el Señor de las Tinieblas…!
-Y mi padre. Me dijo que cuando Voldemort intentó matarlo y falló, le transfirió su habilidad de hablar con las serpientes, pero que cuando él lo mató, perdió esa habilidad. Nunca me dijo que se llamara así.
-Imagino que no poder hablar pársel no le debe haber gustado mucho.
-En realidad no le molestó. Dijo que le parecía algo… siniestro.
-No lo es, Albus, ¡es genial! Puedes convencer a una serpiente de que no te ataque o que no ataque a alguien, en caso de que no puedas detenerla con magia, puedes incluso utilizarlas como soldados…
-Voldemort hacía eso, Scorpio. Mi abuelo Arthur fue mordido por una serpiente que actuaba obedeciendo órdenes suyas, creo que se llamaba Nagini, y casi murió.
-Bueno, piensa en poder hacerle eso a tus enemigos, Albus. Cómo te envidio…
Albus reflexionó. La idea de dar órdenes a una serpiente para atacar a alguien era horrible, pero la idea de utilizar la posibilidad de hacerlo como amenaza era otra cosa… Quizá incluso fuese la llave que le permitiría limar asperezas con sus compañeros de Slytherin, puesto que sería la primera vez desde que Ryddle terminó sus estudios en Hogwarts que un estudiante de esa Casa hablaba pársel. Pero debía asegurarse de que la noticia no saliese de la sala común de Slytherin, pues no quería ser visto como un segundo Ryddle en potencia.

3 comentarios:

  1. Hola!
    Acabo de leer tus dos relatos y me han gustado mucho, aunque yo soñaba con que McGonagall fuese la directora... jajaja.

    Cariños!

    Pd: yo tb pensaba que Albus Potter quedaría en Slitheryn ;)

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  2. En realidad McGonagall fue nombrada directora de Hogwarts después de la derrota de Voldemort, pero se retiró en algún momento anterior al epílogo (lo contó Rowling en una entrevista posterior).
    Me alegra que te hayan gustado los relatos. Saludos

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  3. woua!! còmo se le ocurriò el nombre SCORPIO !! tiene una razon de ser eso, sin duda.. ¡me encantò!

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