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martes, 28 de agosto de 2007

La cena en el Gran Salón

Éste relato trascurre antes de Albus en Hogwarts y Reunión de profesores, pero no hace falta leerlos en el orden cronológico. Me gusta la idea de narrar lo que hizo Harry inmediatamente después de la muerte de Voldemort paralelamente con lo que hizo su hijo Albus en Hogwarts. Espero que les guste.
(Disclaimer: todos los personajes son de J. K. Rowling)

La cena en el Gran Salón, en el día de la derrota de Lord Voldemort, fue considerada histórica por todos los presentes, principalmente por el discurso de Harry Potter. Harry, Ron y Hermione se sentaron en la mesa de los profesores, ocupando los asientos pertenecientes a los Carrow y a Snape. Después de una hora en la cual las cientos de personas que asistieron al banquete comieron y bebieron a gusto, el ministro Shacklebolt se puso de pie y comenzó su discurso, utilizando el mismo hechizo para amplificar su voz que Lord Voldemort había empleado horas antes:
-Espero que la cena haya sido de su agrado. Esta noche celebramos algo que no hemos gozado del todo desde hace 30 años o más: la paz. Pues desde que Tom Sorvolo Ryddle inició su sangrienta guerra para “purificar” el mundo mágico, los magos y brujas de Gran Bretaña y del mundo hemos vivido aterrorizados por sus ataques. Incluso entre 1981 y 1994, cuando creíamos que Ryddle había desaparecido para siempre, seguíamos temiéndolo y no osábamos decir su nombre (o más bien el nombre que él mismo se inventó, “Lord Voldemort”, pues su nombre real era Tom Ryddle).
“Hoy podemos decir que no tenemos miedo, magos y brujas. Ryddle ha muerto definitivamente, y frente a nuestros ojos. Su cuerpo ha sido cremado, sus cenizas descansan en fondo del lago. No volverá para ponerse al frente de sus “Mortífagos”. La muerte, que es lo que ese mago tan terrible y poderoso más temía, lo ha alcanzado.
“Esto ha sido posible gracias a los esfuerzos de todos los magos y brujas de Gran Bretaña que no lo apoyaron en su cruzada maligna. Y todos serán recompensados en mayor o menor medida. Pero hay alguien a quien podemos llamar, sin temor a equivocarnos, el vencedor de Tom Ryddle: Harry James Potter.
El ministro se volvió hacia Harry y, con una gran sonrisa, le dijo:
-Harry, quiero agradecerte en nombre de todos los magos y brujas de Gran Bretaña y del mundo, y en nombre de todos los muggles que, sin saberlo, hubieran sido víctimas del régimen de Tom Ryddle. Y también en nombre de todos los hombres y mujeres (sin importar que fuesen magos o muggles) que fueron sus víctimas, personas maravillosas cuyas vidas fueron brutalmente segadas por Ryddle y sus seguidores. En nombre de todos ellos, te doy las gracias.
Un aplauso estruendoso inundó el Gran Salón. Todos los presentes se pusieron de pie y aplaudieron con entusiasmo a Harry Potter, mientras él sonreía, agradecía y se sonrojaba.
Después de unos minutos, el aplauso amainó. Shacklebolt dijo:
-Nuestra lucha no termina, magos y brujas. Muchos Mortífagos consiguieron escapar y probablemente continuarán luchando por destruir nuestro mundo, nuestra forma de vida. Pero serán vencidos, pues lo único que los unía era el poder de Tom Ryddle. Muerto él, su causa está perdida. En cambio, nuestra causa no depende de una persona, nuestra causa es la de cada mago o bruja dispuesto a defenderla. ¡Nuestra causa vencerá!
Una segunda ola de aplausos, tan larga y ruidosa como la anterior, volvió a llenar el salón.
-Concluyo éste discurso pidiéndoles que recuerden a todos los que fallecieron para que éste día llegase. Ellos nos acompañan, se los aseguro. Sus espíritus están tan felices como nosotros por la victoria. Ellos también ocuparán un lugar importantísimo en un nuevo mundo que construiremos juntos.
“Ahora Harry Potter dirá unas palabras. Escúchenlo con mucha atención. Ven aquí, Harry.
Harry se puso de pie y se acercó hasta donde estaba Shacklebolt. Ambos se fundieron en un estrecho abrazo, y luego el ministro volvió a su asiento. Harry, visiblemente nervioso pero decidido a cumplir su rol, se aclaró la garganta y dijo:
-Buenas noches a todos. En primer lugar, quiero agradecer a todos aquellos que dieron lo más valioso que poseían en la lucha contra Tom Ryddle: sus vidas. Quiero dar las gracias a mis padres, que murieron intentando protegerme de Ryddle hace 17 años; a Cedric Diggory, que murió hace casi 4 años cuando Ryddle recuperó su cuerpo; a mi padrino Sirius Black, asesinado por Bellatrix Lestrange hace 3 años en el Departamento de Misterios; a Albus Dumbledore -un tercer aplauso estalló, y Harry debió esperar unos minutos para continuar con su discurso-, el único mago a quien Ryddle tenía miedo, que murió el año pasado a manos de Severus Snape, en circunstancias de las que hablaré en más detalle más tarde; a Alastor Moody, asesinado por el propio Ryddle el año pasado; al elfo doméstico Dobby, quien nos ayudó a mí, a Ron Weasley, Hermione Granger y a otros prisioneros a escapar de la Mansión Malfoy, donde éramos prisioneros de los Mortífagos y donde seguramente hubiésemos muerto, pero que fue asesinado por Bellatrix Lestrange. Al ministro Rufus Scrimgeour, que fue torturado por los Mortífagos hasta la muerte por negarse a revelar mi paradero; pese a que tuvimos muchísimas diferencias, él dio su vida para protegerme, y le doy las gracias. A Ted Tonks, asesinado por Merodeadores hace unos meses por el “crimen” de ser hijo de muggles. A Remus y Nymphadora Lupin, que murieron combatiendo a Antonin Dolohov y Bellatrix Lestrange. A Fred Weasley, que también murió en la batalla, justo después de reconciliarse con su hermano Percy. A Colin Creevey, un joven mago hijo de muggles que eligió volver a Hogwarts para luchar contra los Mortífagos, y pagó el precio de su enorme valentía. A Regulus Black, que murió intentando destruir uno de los Horrocruxes de Tom Ryddle. Y a todos los magos y brujas que olvidé mencionar. A todos ellos les agradezco: ellos fueron los verdaderos héroes.
“También quiero agradecer a Severus Snape. El profesor Snape fue un Mortífago, pero siempre fue secretamente leal a Albus Dumbledore y a la Orden del Fénix, y trabajó para vencer a Tom Ryddle hasta el momento de su muerte. Explicaré esto más adelante, pero por ahora sólo quiero darle las gracias.
“En éste momento, muchos deben estar preguntándose cómo llegamos aquí. Es imposible comprender la locura destructiva de Tom Ryddle, eso es algo que sólo Ryddle podría explicar. Pero sí podemos comprender cómo Ryddle llegó a ser tan poderoso como para arrastrarnos a ésta maldita guerra.
“La historia comienza a mediados de los años ’20. En el pueblo de Pequeño Hangleton vivía un mago llamado Sorvolo Gaunt con sus hijos Morfin y Mérope. También vivía allí un atractivo muggle llamado Tom Ryddle, de quien Mérope estaba enamorada. No obstante, los Gaunt no eran la clase de familia que tolerase las uniones entre brujas y muggles. Ellos descendían nada más y nada menos que de Salazar Slytherin, y durante generaciones habían intentado mantener su sangre pura casándose sólo con sus primos. De modo que Morfin Gaunt castigó a su hermana por su pasión prohibida atacando a Ryddle. Los oficiales del Ministerio le borraron la memoria y arrestaron a Morfin por el ataque, llevándose consigo también a Sorvolo, quién opuso resistencia a la detención de su hijo. Mérope se quedó sola, y pudo dar rienda suelta libremente a su pasión por Tom Ryddle.
“Por medio de una poción de amor, Mérope sedujo a Ryddle y logró que éste se casara con ella y se fugasen juntos de Pequeño Hangleton. Al poco tiempo ella quedó encinta, y dejó de administrarle la poción a Ryddle, quizá creyendo que se había enamorado de ella o que al menos se quedaría a su lado por el bien de su hijo; no obstante, se equivocó: Ryddle la abandonó en un abrir y cerrar de ojos apenas se libró de los efectos de la poción. Deprimida, en la Nochevieja de 1926 Mérope dio a luz a su hijo en un orfanato muggle, y murió poco después, habiendo alcanzado apenas a pedir que bautizasen a su hijo Tom por su padre y Sorvolo por su abuelo materno.
“Tom Sorvolo Ryddle creció en el orfanato, y no solo desarrolló sus poderes mágicos desde temprana edad sino que logró ejercer un gran control sobre ellos, utilizándolos para atormentar a otros niños del orfanato. Al cumplir 11 años, Albus Dumbledore fue enviado para revelarle al joven Tom que él era un mago y que podía asistir, si lo deseaba a Hogwarts. Por supuesto Ryddle accedió y fue estudiante en Hogwarts entre 1938 y 1945. En esos años reunió en torno suyo a un grupo de estudiantes, la mayoría de ellos miembros de la Casa de Slytherin, sobre los cuales ejercía una enorme influencia y muchos de los cuales terminaron convirtiéndose en Mortífagos años después. Entre ellos, Ryddle utilizaba el nombre de Lord Voldemort (como muchos deben haber deducido, ‘Soy Lord Voldemort’ es un anagrama de ‘Tom Sorvolo Ryddle’).
“En 1943, Ryddle descubrió su propia identidad. Viajó a Pequeño Hangleton y conoció a su tío Morfin (Sorvolo había muerto años atrás), quien le reveló la historia de su hermana Mérope con Tom Ryddle. Ryddle entonces mató a su padre y sus abuelos muggles y alteró la memoria de su tío Morfin para que él confesara los asesinatos. También le robó a su tío el anillo de la familia Gaunt, que antes había pertenecido a Sorvolo. Morfin murió años después en Azkaban.
“Ese mismo año, Ryddle abrió la Cámara Secreta en Hogwarts, liberando al basilisco encerrado adentro por su antepasado Salazar Slytherin. El monstruo atacó y mató a una estudiante hija de muggles, que hoy sigue habitando los baños de Hogwarts como fantasma y es conocida como Myrtle la Llorona. La muerte de Myrtle asustó a las autoridades de Hogwarts, que decidieron cerrar el colegio. Como Ryddle no quería tener que quedarse en el orfanato muggle, decidió volver a cerrar la Cámara y acusó a Rubeus Hagrid, que entonces era estudiante de segundo año en el colegio, de ser el responsable de la muerte de Myrtle. Como Hagrid tenía una acromántula en el castillo, todos supusieron que había sido ella la responsable, y se castigó a Hagrid con la destrucción de su varita y su expulsión del colegio, pero Dumbledore utilizó su influencia para permitir que se quedase en Hogwarts como guardabosque.
“En su quinto año en Hogwarts, Ryddle se obsesionó con la posibilidad de alcanzar la inmortalidad. Después de varias investigaciones, él descubrió la existencia de los Horrocruxes, objetos en donde una persona puede guardar una porción de su alma. Para poder fabricar uno, hace falta desgarrar la propia alma mediante un asesinato, el acto más maligno que existe.
Harry miró a Slughorn, que se removía incómodo en su asiento, quizá temiendo que su nombre estuviese por ser nombrado, y le sonrió tranquilizadoramente. Su secreto estaba a salvo.
-Ryddle -continuó Harry- quería crear seis Horrocruxes, de modo que su alma quedase dividida en siete partes (él creía que el número 7 tenía un poder talismánico irresistible), aunque terminó creando siete Horrocruxes.
“El primer Horrocrux fue su diario íntimo. Ryddle lo creó tras la muerte de Myrtle la Llorona. También fue el primero en ser destruido: Ryddle se lo entregó a Lucius Malfoy sin revelarle lo que era realmente, creyendo que Malfoy se limitaría a esconderlo. Pero tras su caída, Malfoy creyó que Ryddle había muerto y decidió utilizar el diario para su propio beneficio. En 1992 colocó el diario en la mochila de Ginny Weasley, esperando que el espíritu residente en él la poseyera. Efectivamente eso sucedió, y Ginny, bajo su influencia, abrió la Cámara Secreta nuevamente. Por suerte, el basilisco no llegó a matar a nadie en esa ocasión, y yo logré matarlo con la ayuda del fénix Fawkes y de la espada de Gryffindor. Luego clavé uno de los colmillos del basilisco en el diario y, sin saberlo, destruí ese primer fragmento del alma de Ryddle.
Harry dijo todo esto en un tono monocorde, enumerando los impresionantes acontecimientos sin ninguna inflexión en su voz. No quería narrar sus aventuras, sino que la gente comprendiera aquella larga y extraña historia.
-El segundo Horrocrux fue el anillo de los Gaunt; Ryddle puso una porción de su alma en él tras asesinar a su padre. Más tarde lo escondió en las ruinas de la cabaña donde habían vivido los Gaunt, en Pequeño Hangleton. En 1996 Albus Dumbledore lo encontró y lo destruyó utilizando la espada de Gryffindor, pero la maldición que contenía dañó severamente su mano y lo hubiese terminado matando de no haber muerto a manos de Severus Snape. Recuerden ese detalle, por favor.
“El tercer Horrocrux fue el relicario de Salazar Slytherin. Éste había pertenecido a los Gaunt, pero había sido vendido a Borgin & Burkes por su madre Mérope en un momento de necesidad, y luego había ido a parar a manos de una anciana bruja llamada Hepzibah Smith. Ryddle la envenenó (hizo que el Ministerio creyese que la vieja elfina doméstica de Hepzibah, Hokey, la había envenenado por accidente) y le robó el relicario, al que convirtió en Horrocrux tras matar a un pescador muggle. Ryddle luego escondió el relicario en una cueva marina que había visitado cuando era niño, protegido por distintos sortilegios. Por causalidad, el Mortífago Regulus Black descubrió la existencia de ese Horrocrux y logró sacarlo de la cueva con la ayuda de su elfo doméstico Kreacher, pero él mismo murió a manos de los Inferi que Ryddle puso allí para protegerlo. Kreacher intentó durante años destruir el relicario pero no lo logró. Luego el Horrocrux fue robado por Mundungus Fletcher y vendido a Dolores Umbridge. Hermione Granger, Ron Weasley y yo logramos infiltrarnos en el Ministerio de la Magia y quitárselo. Severus Snape más tarde utilizó su Patronus para guiarnos al lugar donde estaba la espada de Gryffindor, y Ron la usó para destruir el relicario.
“Otro objeto que Ryddle robó a Hepzibah Smith fue una copa perteneciente a la antepasada de ella, Helga Hufflepuff. Ryddle la convirtió en su cuarto Horrocrux con la muerte de Hepzibah y se la entregó a sus más fieles seguidores, Rodolphus y Bellatrix Lestrange, para que la guardasen en su bóveda en Gringotts. Ron, Hermione y yo, con la ayuda del duende Griphook, logramos penetrar en la bóveda y robar la copa. Más tarde, en Hogwarts, Ron y Hermione entraron en la Cámara Secreta, y Hermione utilizó uno de los colmillos del basilisco para destruir la copa.
“El quinto Horrocrux era la diadema de Rowena Ravenclaw, robada por su hija Helena siglos atrás y escondida en Albania. El espíritu de Helena no es otro que la Dama Gris, fantasma de la Casa de Ravenclaw. Ryddle utilizó sus encantos para lograr que Helena le revelase el lugar donde había escondido la diadema de su madre, y luego viajó a Albania, mató a un campesino y utilizó ese asesinato para convertir la diadema en Horrocrux. Más tarde la escondió nada más y nada menos que en la Sala Multipropósito, en Hogwarts. Ron, Hermione y yo la encontramos y estábamos a punto de destruirla cuando nos interrumpieron Draco Malfoy, Vincent Crabbe y Gregory Goyle. Crabbe intentó matarnos utilizando el Fuego Maldito, pero lo único que consiguió fue destruir la diadema y morir quemado vivo -concluyó Harry con desprecio mal disimulado.
-El sexto Horrocrux fue la serpiente que Ryddle tenía como mascota, Nagini. Para crearla, Ryddle utilizó la muerte de Bertha Jorkins, una empleada del Ministerio a quien Ryddle y Peter Pettigrew secuestraron y asesinaron en 1994. Todos sabemos cómo fue destruida, pues Neville Longbottom la decapitó con la espada de Gryffindor frente al propio Ryddle.
El público, que había guardado silencio hasta ese momento, aplaudió calurosamente a Neville, quien dio las gracias con su timidez habitual. Una vez que los aplausos fueron amainando, Harry cambió su sonrisa en una expresión más seria.
-El séptimo Horrocrux de Tom Ryddle era yo.
“Como muchos de ustedes deben saber, mi madre Lily murió intentando protegerme de Ryddle cuando yo era bebé. Lo que casi nadie debe saber es por qué Ryddle intentó matarme.
“En 1979, Albus Dumbledore entrevistó a Sibyll Trelawney, aspirante al puesto de profesora de Adivinación en Hogwarts, en la taberna Cabeza de Cerdo. Durante esa entrevista, Trelawney cayó en un trance profético y predijo que “quien tiene el poder para destruir al Señor de las Tinieblas” nacería a fines de julio del año siguiente, hijo de “quienes lo desafiaron tres veces”, que “el Señor de las Tinieblas lo marcaría como su igual”, pero que “él conocería un poder que el Señor de las Tinieblas desconoce”, y que “ninguno podrá vivir mientras el otro viva”. Severus Snape, entonces trabajando como espía a ordenes de Ryddle, le informó a su amo de lo que había oído, y Ryddle decidió que quien se ajustaba a los términos de la profecía era yo mismo, pues nací el 31 de julio y era hijo de un mago y una bruja que lucharon contra él desde el comienzo, en la Orden del Fénix.
“Ryddle no había contado con una cosa: que Snape había sido amigo de la infancia de mi madre y que… estaba enamorado de ella. Cuando Snape supo que Ryddle había decidido matarme y que por ende tanto mi vida como la de mi madre corrían riesgo, cambió de bando y se puso al servicio de Dumbledore, revelándole las intenciones de su amo. Dumbledore intentó protegernos mediante un encantamiento Fidelius; mis padres hubiesen elegido como Guardián del Secreto a su amigo Sirius Black, pero él los convenció de darle esa responsabilidad a Peter Pettigrew. Pero Pettigrew traicionó a mis padres y le reveló a Ryddle su paradero, lo cual le permitió atacarlos. Mi padre fue el primero en morir, y Ryddle luego intentó convencer a mi madre de apartarse para que él pudiese matarme (Snape le había pedido que no la matase de ser posible), pero ella se negó. Ryddle entonces la asesinó, pero olvidó algo muy importante: al morir para salvarme, ella me había dado una protección mágica muy poderosa. De modo que cuando me lanzó el Avada Kedavra, la maldición rebotó e hizo blanco en él.
“En ese momento, algo extraordinario y sin precedentes ocurrió. El alma de Ryddle se dividió nuevamente, y un fragmento fue a parar en mí. De allí provino la conexión que siempre existió entre él y yo, y el hecho de que yo tuviese algunos de sus poderes, como la habilidad de hablar pársel.
“El fragmento del alma de Ryddle residente en mí fue destruido anoche, magos y brujas, por el propio Ryddle. Yo me enteré de mi propio carácter de Horrocrux gracias a Snape, que me permitió ver sus recuerdos antes de morir, y cuando supe la verdad decidí dejar que Ryddle me matase, para así terminar la destrucción de los Horrocruxes y dejar a Ryddle como un simple mortal.
La revelación generó una ola de susurros en el Gran Salón, pero Harry continuó con su relato.
-Lo que sucedió entonces, ni siquiera yo lo comprendo del todo. Lo único que es seguro es que el Avada Kedavra que Tom Ryddle me lanzó no logró matarme, pero destruyó el fragmento de su alma que había en mí.
“No creo que haga falta que les explique cómo murió Ryddle, todos lo vieron. Lo último que les contaré es lo que se refiere a la muerte de Albus Dumbledore. El director, como conté antes, estaba agonizando por culpa del hechizo que contenía el Horrocrux de Ryddle. Sabiendo que Ryddle le había encargado a Draco Malfoy la misión de matarlo, arregló las cosas de modo que quien lo terminase matando fuese Severus Snape. No fue un asesinato, magos y brujas, pues Dumbledore y Snape ya lo habían concertado de antemano.
“Snape, como conté antes, nos reveló a Ron, Hermione y yo la ubicación de la espada de Gryffindor, con la que conseguimos destruir el relicario de Slytherin. También, durante su período como director, intentó contener a los Carrow y evitar que matasen alumnos, como le había pedido Dumbledore que hiciera en caso de que la escuela cayese en manos de los Mortífagos. Fue un héroe, magos y brujas, aunque no un héroe perfecto. Los héroes no están hechos de bronce y mármol, sino de carne y hueso, cometen errores y tienen debilidades. Y Severus Snape fue probablemente el héroe más humano, más imperfecto de la historia mágica. Pero debe ser recordado y sus acciones deben ser agradecidas. Por eso pido un aplauso para Severus Snape, director de Hogwarts.
Una nueva ola de aplausos, tan entusiasta como la antes dedicada a Albus Dumbledore, se produjo. Cuando terminaron, Harry dijo:
-Y eso es todo, amigos y amigas. Quiero darles las gracias por escucharme con tanta paciencia. Espero que recuerden éste discurso para poder contarles a sus hijos la verdad cuando les pregunten por esta guerra que acaba de terminar. Gracias.
El último aplauso fue el más largo y ruidoso de todos los que marcaron esa memorable cena.

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