La primera escala en el viaje de Jasón y los argonautas hacia Cólquide en busca del vellocino de oro fue la isla de Lemnos. El año anterior, los hombres lemnios se habían peleado con sus esposas y, afirmando que ellas olían mal, las abandonaron por muchachas tracias capturadas en sus incursiones. Las lemnias, en venganza, se alzaron contra los hombres y los asesinaron a todos, incluyendo a los niños, a los ancianos y, por supuesto, a las pobres esclavas tracias. Sólo un hombre sobrevivió, el rey Toante; su hija Hipsípila no se atrevió a cometer un parricidio, así que lo puso a la deriva en un bote sin remos. Las lemnias luego eligieron a Hipsípila como su nueva reina.
Cuando los argonautas llegaron a Lemnos, las mujeres creyeron que se trataba de una expedición punitiva por parte de los tracios, se pusieron las armaduras de los hombres y fueron al puerto, listas para pelear. Pero el heraldo Equión parlamentó con Hipsípila y la convenció de que venían en son de paz.
Hipsípila convocó a un consejo, y propuso que se les entregara a los argonautas provisiones para el viaje, pero que no se les permitiese desembarcar, por miedo a que castigasen a las lemnias por el asesinato de sus hombres. Pero Polixo, la anciana nodriza de Hipsípila, se puso de pie y propuso que, por el contrario, se recibiese a los argonautas con hospitalidad, y que las mujeres de la isla se acostasen con ellos para engendrar nuevos habitantes que repoblarían Lemnos y que además estarían emparentados con todas las casas reales de Grecia. Las lemnias aprobaron calurosamente la propuesta, e Hipsípila alojó a Jasón y los miembros de su expedición en su palacio. Les explicó que, ante las infidelidades de sus hombres, las lemnias se habían rebelado y los habían forzado a emigrar junto a sus esclavas tracias, y los argonautas fingieron creerle.
Los tripulantes del Argo se dedicaron con entusiasmo a la agradable tarea de procrear con las hermosas lemnias; a Jasón, como jefe de la expedición, le tocó acostarse con Hipsípila, y tuvo con ella dos mellizos, Euneo y Nebrófono (otras versiones llaman al segundo mellizo Deifilo o Toante). El único argonauta que no se entregó a la orgía fue, extrañamente, Hércules. Él se quedó en el Argo esperando a que sus compañeros terminasen, pero las mujeres eran tan bellas y complacientes que los argonautas no sentían deseo alguno de dejarlas para reanudar una expedición tan peligrosa. Entonces Hércules sacó su maza y los forzó uno a uno a abandonar los lechos de sus amantes y volver a embarcarse. Esa misma noche zarparon hacia Samotracia, siguiente escala en su viaje a Cólquide.
Más tarde, las lemnias se enteraron de que Hipsípila no había matado a su padre (él logró llegar a tierra y salvarse) y la vendieron como esclava al rey Licurgo de Nemea. Pero permitieron que, eventualmente, su hijo Euneo se convirtiese en rey de Lemnos; el nuevo monarca instauró un festival anual de expiación por los asesinatos en masa.
Cuando los argonautas llegaron a Lemnos, las mujeres creyeron que se trataba de una expedición punitiva por parte de los tracios, se pusieron las armaduras de los hombres y fueron al puerto, listas para pelear. Pero el heraldo Equión parlamentó con Hipsípila y la convenció de que venían en son de paz.
Hipsípila convocó a un consejo, y propuso que se les entregara a los argonautas provisiones para el viaje, pero que no se les permitiese desembarcar, por miedo a que castigasen a las lemnias por el asesinato de sus hombres. Pero Polixo, la anciana nodriza de Hipsípila, se puso de pie y propuso que, por el contrario, se recibiese a los argonautas con hospitalidad, y que las mujeres de la isla se acostasen con ellos para engendrar nuevos habitantes que repoblarían Lemnos y que además estarían emparentados con todas las casas reales de Grecia. Las lemnias aprobaron calurosamente la propuesta, e Hipsípila alojó a Jasón y los miembros de su expedición en su palacio. Les explicó que, ante las infidelidades de sus hombres, las lemnias se habían rebelado y los habían forzado a emigrar junto a sus esclavas tracias, y los argonautas fingieron creerle.
Los tripulantes del Argo se dedicaron con entusiasmo a la agradable tarea de procrear con las hermosas lemnias; a Jasón, como jefe de la expedición, le tocó acostarse con Hipsípila, y tuvo con ella dos mellizos, Euneo y Nebrófono (otras versiones llaman al segundo mellizo Deifilo o Toante). El único argonauta que no se entregó a la orgía fue, extrañamente, Hércules. Él se quedó en el Argo esperando a que sus compañeros terminasen, pero las mujeres eran tan bellas y complacientes que los argonautas no sentían deseo alguno de dejarlas para reanudar una expedición tan peligrosa. Entonces Hércules sacó su maza y los forzó uno a uno a abandonar los lechos de sus amantes y volver a embarcarse. Esa misma noche zarparon hacia Samotracia, siguiente escala en su viaje a Cólquide.
Más tarde, las lemnias se enteraron de que Hipsípila no había matado a su padre (él logró llegar a tierra y salvarse) y la vendieron como esclava al rey Licurgo de Nemea. Pero permitieron que, eventualmente, su hijo Euneo se convirtiese en rey de Lemnos; el nuevo monarca instauró un festival anual de expiación por los asesinatos en masa.
Por lo visto, los argonautas no pensaron que las lemnias olieran tan mal... :)
ResponderBorrarhey gallina, la misma diosa que le dio la maldicion es la que se la saca aber como se acian respetar delante de sus ex-maridos
Borrarhey gallina, la misma diosa que le dio la maldicion es la que se la saca aber como se acian respetar delante de sus ex-maridos
BorrarEvidentemente no. O quizá el viaje entre Yolco y Lemnos había sido tan largo que no les importó.
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