Está confirmado que los candidatos del kirchnerismo en las elecciones de octubre serán la senadora Cristina Elizabeth Fernández de Kirchner y Julio César Cleto Cobos, gobernador radical de Mendoza. La postulación de Cleto forma parte de lo que los Kirchner llaman “concertación plural”, con gobernadores e intendentes del radicalismo.
Fragmento del discurso de CFK en el lanzamiento de su candidatura (fíjense en su tic de acomodar constantemente los micrófonos)
En la Argentina han sido raras las ocasiones en que los presidentes se han llevado bien con sus vicepresidentes. Miguel Juárez Celman desconfiaba profundamente de su vice, Carlos Pellegrini, a quién consideraba -con razón- demasiado vinculado a Julio Roca, su cuñado y ex aliado político; la renuncia de Juárez Celman en 1890 permitió que Roca y Pellegrini gobernasen el país.
Manuel Quintana y José Figueroa Alcorta tenían una relación muy fría, y cuando los radicales hicieron su tercer intento revolucionario en 1905, tomaron prisionero al vicepresidente y lo obligaron a pedir por telégrafo al presidente ciertas condiciones, bajo la amenaza de ejecutarlo. Quintana se rehusó, y ese incidente dañó sus relaciones durante el resto de su mandato.
Marcelo T. de Alvear no sentía tampoco mucha confianza hacia su vice Elpidio González, un radical yrigoyenista; debido a ello, evitó durante su mandato abandonar el país, pues debía dejar la presidencia en manos de González.
El vicepresidente de Hipólito Yrigoyen durante su segundo mandato, Enrique Martínez, permitió que avanzase la conspiración de José Uriburu para poder reemplazarlo eventualmente en la presidencia, pero Uriburu los depuso a ambos, en el primer golpe de Estado exitoso de la historia argentina contemporánea.
Roberto Ortíz y Ramón Castillo mantuvieron una relación relativamente cordial mientras ocuparon la presidencia y la vicepresidencia, pero cuando Ortíz se quedó ciego, Castillo lo reemplazó, abandonó sus tímidas iniciativas en pos de la apertura del sistema político y restauró el “fraude patriótico”. Ésto fue seguramente una de las causas del golpe de 1943, que fue la causa del surgimiento del peronismo, así que es interesante preguntarse qué hubiese pasado si Ortíz hubiese conservado su buena salud, o si Castillo no lo hubiese traicionado.
El segundo vicepresidente de Perón, Alberto Teisaire, goza de la rara distinción de ser el único en no haber sido elegido junto con un presidente. Cuando el vicepresidente Hortensio Quijano -otro caso único en la historia argentina, por haber sido el único vicepresidente reelecto- murió en 1952, Perón convocó elecciones para cubrir esa vacante, estableciendo un precedente que ningún sucesor ha seguido (todos prefirieron, en los casos en que “perdieron” a sus vices, que el presidente del Senado ocupase ese rol). Teisaire no le disputó el liderazgo, pero fue el más destacado de los miembros de lo que podríamos llamar “segunda generación” de dirigentes peronistas, marcada por la corrupción, el autoritarismo y la adulación al Líder, de modo que podría decirse que lo perjudicó bastante. Tras la caída de Perón, Teisaire estuvo entre quienes lo abandonaron para lanzarse a los brazos de los “libertadores”.
Alejandro Gómez, vicepresidente de Arturo Frondizi, renunció en noviembre de 1958, por diferencias con la política petrolera del gobierno, sentando también un precedente inédito. Falleció en febrero del 2005, a los 96 años.
El vicepresidente de Raul Alfonsín, Víctor Martínez, era un hombre vinculado a la derecha radical y a los militares, que en muchas ocasiones analizaron ponerlo en la presidencia. Los dos vices de Carlos Menem, Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf, aspiraban a sucederlo y no tardaron en diferenciarse de él. El vicepresidente de Fernando De la Rúa, Carlos “Chacho” Álvarez, se enfrentó a él casi enseguida después de asumir, y acabó renunciando.
En cuando al actual vicepresidente, Daniel Scioli, su relación con el presidente Kirchner parece haberse estabilizado, pero en los primeros meses de su mandato “corrió por derecha” a Kirchner criticando su política de DD.HH. y pidiendo un aumento de tarifas de servicios públicos. Kirchner le aplicó una fulminante “terapia del teléfono”, negándose a ver al vicepresidente, y a atender sus llamadas, hasta que Scioli terminó doblegándose. Ahora Kirchner lo “indultó” y lo ha candidateado a gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Y, de paso, quiero mencionar a una de mis series favoritas, 24. En su segunda temporada, el presidente de EUA es David Palmer, y su vicepresidente es Jim Prescott. Cuando se encuentran evidencias de que tres países de Oriente Medio estuvieron involucrados en un atentado nuclear en EUA, Palmer es presionado por sus asesores para que realice un ataque sorpresa a esos tres países, pero el héroe de la serie, Jack Bauer, lo convence de que las evidencias podrían ser falsas. Entonces, el jefe de Gabinete Mike Novick se las arregla para invocar la 25ª enmienda de la Constitución estadounidense, que permite a los miembros del gabinete suspender al presidente y reemplazarlo por el vicepresidente, en caso de que ellos juzgen que el presidente es incapaz de cumplir sus funciones. Prescott apoya a Novick y finalmente Palmer es suspendido.
En la última temporada, el presidente es el hermano menor de David Palmer, Wayne, y su vicepresidente es Noah Daniels. Cuando Wayne sufre un atentado y cae en coma, Daniels asume la presidencia. Pero cuando Wayne es despertado del coma e intenta reasumir el cargo, Daniels invoca la 25ª enmienda para conservar el poder en sus manos.
¿Cleto será diferente a los otros vicepresidentes? ¿Será leal a CFK, una vez que ambos ocupen la cúspide del Estado? ¿O la traicionará, como hizo con su padrino político Roberto Iglesias? Yo me inclino por creer lo segundo. Cleto tiene sus propias ambiciones, y algo me dice que podría ser tan peligroso para CFK como Prescott y Daniels para los Palmer. Si yo fuese CFK, habría postulado a alguien absolutamente leal y carente de estatura política en vez de arriesgarme a darle un puesto tan importante como la vicepresidencia a alguien como Cleto.
¿Cleto será diferente a los otros vicepresidentes? ¿Será leal a CFK, una vez que ambos ocupen la cúspide del Estado? ¿O la traicionará, como hizo con su padrino político Roberto Iglesias? Yo me inclino por creer lo segundo. Cleto tiene sus propias ambiciones, y algo me dice que podría ser tan peligroso para CFK como Prescott y Daniels para los Palmer. Si yo fuese CFK, habría postulado a alguien absolutamente leal y carente de estatura política en vez de arriesgarme a darle un puesto tan importante como la vicepresidencia a alguien como Cleto.
Hola Martín, muy buena reseña. Mirá, como mendocino y conocedor de Cleto, estoy seguro que algo va a pasar entre Cris y Cle, no sé qué, pero algo va pasar. Es como esas películas en la que la música te anuncia la aparición del asesino viste? jaja. Bueno, yo ya escucho la música...
ResponderBorrarY eso que no puse todos los casos de gobernadores a los que sus vices les serrucharon el piso, porque si lo hubiera hecho todavía estaría escribiendo...
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