El rey Belo de Quemis, hijo de Poseidón y tío de Cadmo, tuvo dos mellizos con su esposa Anquínoe, Egipto y Dánao. A Egipto se le concedió el reino de Arabia, pero pronto subyugó el territorio de Egipto, al que bautizó con su propio nombre. A Dánao se le entregó el reino de Libia. Egipto y Dánao tuvieron decenas de concubinas, que les dieron cincuenta hijos y cincuenta hijas, respectivamente.
Cuando Belo falleció, se produjo una disputa entre los hermanos por la herencia, y Egipto propuso resolverla casando a sus hijos entre sí. Dánao, sospechando que Egipto iba a traicionarlo, rechazó la oferta y escapó de Libia junto a sus cincuenta hijas, conocidas como las Danaides, en un barco construido con la ayuda de Atenea. En agradecimiento, durante una escala en Rodas Dánao levantó un templo a la diosa; tres de sus hijas, Lindo, Yáliso y Camiro, murieron en la isla, y tres ciudades fueron bautizadas con sus nombres en su honor.
Posteriormente, Dánao y sus hijas llegaron a Argos, donde él proclamó que Atenea lo había elegido rey del país. Es de suponer que en aquellos tiempos el monarca de una nación o de una ciudad debía ser más parecido a un funcionario electo que a Luis XIV, pues los argivos discutieron seriamente la posibilidad de reemplazar a su rey, Gelanor, por Dánao. Posiblemente, de todos modos, Gelanor hubiese conservado su puesto de no ser porque un lobo descendió del monte, atacó a un rebaño de vacas que pastaba muy cerca de Argos y mató al toro más grande. Los argivos interpretaron esto como un augurio de que si le negaban el trono, Dánao lo tomaría por la fuerza y convencieron a Gelanor de abdicar. Dánao, por su parte, consideró que el lobo había sido una manifestación de Apolo y le construyó un templo. Las Danaides transplantaron los Misterios de Demeter de Egipto a Grecia, y se cuenta que fueron celebrados regularmente hasta la invasión de los dorios, tras lo cual estos quedaron limitados a Arcadia.
Dánao también puso fin a una prolongada sequía que afectaba a Argos por voluntad de Poseidón, enviando a las Danaides en busca de agua, con la orden de apaciguar al dios. Una de ellas, Amimone, estuvo a punto de ser violada por un sátiro, pero el propio Poseidón, que se había enamorado de ella, apareció para salvarla. Después de hacer el amor, Amimone le pidió que terminase con la sequía en Argos y Poseidón, que había dejado clavado su tridente a una roca, le dijo que lo arrancase. Amimone lo hizo y de los tres agujeros brotaron tres corrientes de agua que formaron un manantial, llamado posteriormente el Amimone, la fuente del río Lerma, que no se seca en todo el año. Años después Equidna parió a la Hidra en aquel manantial. El hijo de Amimone y Poseidón, Nauplio, fue el primer marino en navegar guiándose por las estrellas y fundó la ciudad de Nauplia.
Finalmente, los hijos de Egipto llegaron a Argos y solicitaron a Dánao permiso para casarse con sus hijas. Dánao se rehusó nuevamente, pero los jóvenes guerreros sitiaron la ciudad. Como esta carecía de fuentes de agua, Dánao debió rendirse y aceptar las bodas (es de suponer que, o tres príncipes habían muerto en el viaje desde Egipto, o que tres de ellos debieron quedarse con las manos vacías, pues hay que recordar que tres Danaides habían muerto en Rodas). No obstante, el rey les dio a sus hijas unos alfileres largos y afilados, con la orden de utilizarlos para asesinar a sus esposos en la noche de bodas. Todas cumplieron a excepción de Hipermestra (o según otras versiones, Amimone), cuyo primo-esposo Linceo respetó su virginidad. Dánao la hizo procesar por un tribunal argivo por su desobediencia, pero fue absuelta.
Los cuerpos de los hijos de Egipto fueron enterrados con honores en Argos, y las Danaides fueron purificadas por Hermes y Atenea, pero eso no impidió que cuando muriesen, acabasen condenadas a transportar agua en baldes agujereados, o bien a verterla en una gran vasija que jamás podían llenar.[1]
Linceo e Hipermestra volvieron a unirse, y Dánao decidió que sería más seguro casar a las 46 hijas viudas que le habían quedado. Al principio muy pocos pretendientes se presentaron, pues temían que las mujeres repitiesen su crimen en la noche de bodas, pero al ver que esto no ocurría, más hombres las solicitaron. Los descendientes de esas uniones se llamaron a sí mismos “dánaos”, y fueron tantos que al cabo de unas cuantas generaciones, para la época de la guerra de Troya, las palabras “dánao” y “argivo” eran prácticamente sinónimos. Eso no impidió que años más tarde Linceo asesinase a Dánao y se convirtiese en el nuevo rey de Argos, vengando así la muerte de sus hermanos.
[1] Es muy curiosa la asociación continua de las Danaides con el agua. También se cuenta que fueron ellas las que más tarde inventaron en Argos la técnica de cavar pozos para sacar agua, permitiendo que la ciudad estuviese provista de ese elemento clave en caso de un nuevo asedio. Haciendo mi propia y tímida interpretación del mito, ¿no sería posible que las Danaides fuesen en realidad sacerdotisas de Poseidón y/o de algún dios fluvial de Argos?
Cuando Belo falleció, se produjo una disputa entre los hermanos por la herencia, y Egipto propuso resolverla casando a sus hijos entre sí. Dánao, sospechando que Egipto iba a traicionarlo, rechazó la oferta y escapó de Libia junto a sus cincuenta hijas, conocidas como las Danaides, en un barco construido con la ayuda de Atenea. En agradecimiento, durante una escala en Rodas Dánao levantó un templo a la diosa; tres de sus hijas, Lindo, Yáliso y Camiro, murieron en la isla, y tres ciudades fueron bautizadas con sus nombres en su honor.
Posteriormente, Dánao y sus hijas llegaron a Argos, donde él proclamó que Atenea lo había elegido rey del país. Es de suponer que en aquellos tiempos el monarca de una nación o de una ciudad debía ser más parecido a un funcionario electo que a Luis XIV, pues los argivos discutieron seriamente la posibilidad de reemplazar a su rey, Gelanor, por Dánao. Posiblemente, de todos modos, Gelanor hubiese conservado su puesto de no ser porque un lobo descendió del monte, atacó a un rebaño de vacas que pastaba muy cerca de Argos y mató al toro más grande. Los argivos interpretaron esto como un augurio de que si le negaban el trono, Dánao lo tomaría por la fuerza y convencieron a Gelanor de abdicar. Dánao, por su parte, consideró que el lobo había sido una manifestación de Apolo y le construyó un templo. Las Danaides transplantaron los Misterios de Demeter de Egipto a Grecia, y se cuenta que fueron celebrados regularmente hasta la invasión de los dorios, tras lo cual estos quedaron limitados a Arcadia.
Dánao también puso fin a una prolongada sequía que afectaba a Argos por voluntad de Poseidón, enviando a las Danaides en busca de agua, con la orden de apaciguar al dios. Una de ellas, Amimone, estuvo a punto de ser violada por un sátiro, pero el propio Poseidón, que se había enamorado de ella, apareció para salvarla. Después de hacer el amor, Amimone le pidió que terminase con la sequía en Argos y Poseidón, que había dejado clavado su tridente a una roca, le dijo que lo arrancase. Amimone lo hizo y de los tres agujeros brotaron tres corrientes de agua que formaron un manantial, llamado posteriormente el Amimone, la fuente del río Lerma, que no se seca en todo el año. Años después Equidna parió a la Hidra en aquel manantial. El hijo de Amimone y Poseidón, Nauplio, fue el primer marino en navegar guiándose por las estrellas y fundó la ciudad de Nauplia.
Finalmente, los hijos de Egipto llegaron a Argos y solicitaron a Dánao permiso para casarse con sus hijas. Dánao se rehusó nuevamente, pero los jóvenes guerreros sitiaron la ciudad. Como esta carecía de fuentes de agua, Dánao debió rendirse y aceptar las bodas (es de suponer que, o tres príncipes habían muerto en el viaje desde Egipto, o que tres de ellos debieron quedarse con las manos vacías, pues hay que recordar que tres Danaides habían muerto en Rodas). No obstante, el rey les dio a sus hijas unos alfileres largos y afilados, con la orden de utilizarlos para asesinar a sus esposos en la noche de bodas. Todas cumplieron a excepción de Hipermestra (o según otras versiones, Amimone), cuyo primo-esposo Linceo respetó su virginidad. Dánao la hizo procesar por un tribunal argivo por su desobediencia, pero fue absuelta.
Los cuerpos de los hijos de Egipto fueron enterrados con honores en Argos, y las Danaides fueron purificadas por Hermes y Atenea, pero eso no impidió que cuando muriesen, acabasen condenadas a transportar agua en baldes agujereados, o bien a verterla en una gran vasija que jamás podían llenar.[1]
Linceo e Hipermestra volvieron a unirse, y Dánao decidió que sería más seguro casar a las 46 hijas viudas que le habían quedado. Al principio muy pocos pretendientes se presentaron, pues temían que las mujeres repitiesen su crimen en la noche de bodas, pero al ver que esto no ocurría, más hombres las solicitaron. Los descendientes de esas uniones se llamaron a sí mismos “dánaos”, y fueron tantos que al cabo de unas cuantas generaciones, para la época de la guerra de Troya, las palabras “dánao” y “argivo” eran prácticamente sinónimos. Eso no impidió que años más tarde Linceo asesinase a Dánao y se convirtiese en el nuevo rey de Argos, vengando así la muerte de sus hermanos.
[1] Es muy curiosa la asociación continua de las Danaides con el agua. También se cuenta que fueron ellas las que más tarde inventaron en Argos la técnica de cavar pozos para sacar agua, permitiendo que la ciudad estuviese provista de ese elemento clave en caso de un nuevo asedio. Haciendo mi propia y tímida interpretación del mito, ¿no sería posible que las Danaides fuesen en realidad sacerdotisas de Poseidón y/o de algún dios fluvial de Argos?
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