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miércoles, 3 de octubre de 2007

Cadmo (1ª parte)

Agenor, hijo del dios Poseidón y hermano de Belo, dejó Egipto para establecerse en Canaán, donde se casó con Telefasa y tuvo cinco hijos, Cadmo, Fénix, Cílix, Taso y Fineo, y una hija, Europa.[1]
Zeus se enamoró de Europa y envió a Hermes, disfrazado de mortal, para que condujese el ganado de Agenor a la playa en Tiro, donde ella y sus amigas solían pasear. Él mismo se unió al rebaño con la forma de un toro blanco como la nieve. A Europa le llamó la atención su belleza y, viendo que era tan manso como un cordero, se puso a jugar con él. Al final, se atrevió a sentarse sobre su lomo y Zeus aprovechó para llevársela hacia el mar. Nadando, el dios la transportó hacia Creta y allí la violó. Ella tuvo tres hijos, Minos, Radamantis y Sarpedón.
Al conocer el rapto de su hija, Agenor ordenó a sus hijos que partiesen a buscarla. Pero como nadie sabía adonde había llevado Zeus a Europa, los cinco partieron en direcciones distintas. Fénix viajó al norte de África, y tras varios años de búsqueda infructuosa, regresó a Canaán -que desde entonces se llamó Fenicia en su honor-, se casó y tuvo un hijo, Adonis. Cílix fue a un país en la costa de Asia Menor que fue bautizado Cilicia en su honor. Fineo viajó al Mar Negro, donde acabó por establecerse como rey en la península de Tinia; años más tarde los argonautas pasaron por allí y lo ayudaron a librarse de una bandada de arpías que lo torturaban. Taso viajó a Olimpia, y luego viajó a colonizar una isla famosa por sus minas de oro, a la que llamó Taso.
Cadmo viajó con su madre Telefasta a Rodas, donde dedicó una caldera de bronce a Atenea y construyó un templo en honor a su abuelo Poseidón. Luego de un paso por Tera, donde construyeron otro templo de Poseidón, Cadmo y su madre llegaron a Tracia, donde fueron recibidos hospitalariamente, lo que no evitó que Telefasta, quizá cansada por los rigores del viaje y afligida por el secuestro de su hija, muriese. Cadmo la sepultó y siguió su viaje hasta Delfos, donde el oráculo le dijo que abandonase su búsqueda de Europa y que siguiese a una vaca y lavantase una ciudad en el lugar donde esta cayera, fatigada.
En Fócide, Cadmo compró una vaca marcada con un círculo blanco -que él tomó como una luna llena- en cada ijada y la condujo a través de Beocia hasta que acabó por cansarse de la caminata y se tendió a descansar. Cadmo levantó allí una imágen de Atenea y decidió sacrificar en su honor a la vaca, para lo cual ordenó a sus hombres ir a una fuente cercana dedicada al dios Ares a traer agua. Lo que Cadmo ignoraba es que la fuente estaba guardada por una enorme serpiente, que mató a casi todos los hombres; el príncipe se vengó aplastándole la cabeza con una roca.
Tras ofrecerle el sacrificio, Atenea se le apareció, lo elogió por su piedad y le aconsejó que le arrancase los dientes a la serpiente y los sembrara en la tierra. Inmediatamente surgieron decenas de hombres armados. Luego Cadmo arrojó una piedra entre ellos y empezaron a alborotarse, acusándose mutuamente de haberla arrojado. Pronto comenzó una lucha feroz, a la que solo sobrevivieron cinco, llamados Equión, Udeo, Ctonio, Hiperenor y Peloro, a quienes Cadmo luego tomó como sus vasallos. No obstante, Ares estaba afligido por la muerte de su serpiente, y condenó a Cadmo a servirlo durante un período de 8 años.

[1] En la historia de Perseo, se nos dice que este mismo Agenor intentó casarse por la fuerza con Andrómeda, pese a que había sido prometida a Perseo a cambio de rescatarla del monstruo marina. Enfrentado a las tropas de Agenor, Perseo utilizó la cabeza de Medusa para convertirlos a todos en piedra y huir con Andrómeda. Y sin embargo aquí reaparece con esposa y varios hijos. Hay dos soluciones a esta incongruencia: que Agenor se haya salvado de la petrificación, o que haya sido petrificado muchos años después de haberse casado y tenido hijos.

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