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domingo, 16 de septiembre de 2007

Más varitas y la primera clase de Albus

Continuación de La varita de Norberta.
Casi todos los personajes son de Rowling, pese a que hace semanas que estoy tratando de lavarles el cerebro para que digan que son míos.

En el camino a la clase del profesor MacMillan, Albus se encontró con Scorpio.
-¿Dónde estabas? -preguntó Scorpio con curiosidad.
-Con Rubeus Hagrid, el profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.
-¿El semigigante? Mi padre no puede oír a nadie nombrarlo sin ponerse a refunfuñar sobre ciertos “escorbutos de cola explosiva” o lo que sean… Me ha dicho que es un tipo peligroso.
-¡Tonterías, es totalmente inofensivo! Es uno de los mejores amigos de papá; de hecho, fue él quien lo rescató de la casa de mis abuelos, después de que Ryddle los matase, y fue él quien después le informó que era un mago y lo llevó al callejón Diagon por primera vez. Papá lo adora.
-Bueno, supongo que es por eso que mi padre lo odia tanto… -Y, queriendo cambiar de tema, le comentó a Albus:- Dentro de poco usaremos las varitas por primera vez para luchar. ¿De qué está hecha la tuya?
-Nervio de dragón y nogal.
-La mía es de garra de hipogrifo y roble.
-¿Garra de hipogrifo? Pensé que Ollivander sólo usaba materiales de fénix, dragones y unicornios para hacer sus varitas.
-Mi padre me contó que hace pocos años decidió ampliar su criterio, pues le resultaba difícil encontrar materiales de tan solo esas tres criaturas mágicas. Ahora usa pelo de veela, garras de hipogrifo y colmillos de acromántula. También parece que ha utilizado colmillos de basilisco para hacer varitas, pero de esas hay muy pocas, pues el último basilisco conocido era el que estaba encerrado en la Cámara Secreta y que tu padre mató en 1992. Después de la muerte de Ryddle, lo primero que Ollivander hizo tras reabrir su tienda fue correr a Hogwarts a buscar los colmillos de ese basilisco. Me hubiese gustado recibir una de esas varitas, pero cuando mi padre convenció a Ollivander de que me la hiciese probar, me rechazó. La que me eligió fue la de hipogrifo, y por algún motivo eso molestó muchísimo a mi padre. No sé por qué no le gustan los hipogrifos.
Scorpio y Albus llegaron al salón donde Ernie MacMillan daba sus clases y entraron. Allí ya estaban sus compañeros de primero de Slytherin, junto con los de primero de Ravenclaw. Albus divisó a Rose, sentada con una chica rubia a quien no pudo identificar, y la saludó con una sonrisa. Rose se la devolvió con más timidez.
Albus y Scorpio acababan de sentarse en sus bancos cuando entró MacMillan. Era un hombre rubio, un poco regordete y con aspecto muy serio. Se sentó en su escritorio y, tras saludarlos, dijo:
-Yo soy su profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras. He ocupado mi cargo desde que Servilia Crouch renunció a él para convertirse en directora de Hogwarts hace dos años.
“Gran Bretaña no ha debido enfrentar a un mago oscuro desde la derrota y muerte de Tom Sorvolo Ryddle, alias Lord Voldemort, en 1998. Pero si hay un defecto en los magos de éste país es el hecho de que creen que la paz es permanente. En los casi 30 años que pasaron entre la derrota de Gellert Grindelwald en 1945 y el primer asesinato cometido por Ryddle en 1972, nadie consideró seriamente la posibilidad de que surgiese otro mago oscuro, y por lo tanto las exigencias en torno a la defensa contra las Artes Oscuras fueron cada vez más laxas. Nunca se creyó que tendríamos que volver a enfrentarlas, por lo que a nadie le preocupaba demasiado prepararse para ello.
“Lo mismo ocurrió cuando Ryddle “murió” en 1981. Después de casi 10 años de una guerra muchísimo más feroz que la que libraron contra Grindelwald, los magos y brujas del país se dedicaron a disfrutar de los años de paz sin preocuparse por el mañana. Cuando Ryddle recuperó su cuerpo en 1994 el Ministerio tardó más de un año en reconocer que había vuelto, y había pasado ese año intentando impedir que los estudiantes de Hogwarts aprendiésemos Defensa Contra las Artes Oscuras. Los errores fueron muchos y fueron fatales. Muchos buenos magos y brujas seguirían vivos de no ser por ellos.
“Yo nací en 1980, de modo que fui testigo directo de la segunda guerra contra Tom Ryddle. Fui víctima de la incompetencia del Ministerio de aquel entonces, y me prometí que si alguna vez llegaba a ocupar algún puesto de decisión, haría lo posible por no repetir sus errores. Por suerte, tenemos un gran ministro de la Magia, Kingsley Shacklebolt, y él no se opone en absoluto a que les enseñemos todo lo necesario para enfrentarse a la magia oscura.
“Saquen sus varitas y pasen al frente.
Albus, Scorpio, Rose y los demás alumnos se levantaron de sus pupitres y se acercaron al gran espacio vacío que había entre los bancos y el escritorio de MacMillan.
-Hoy practicaremos uno de los hechizos más fáciles y más útiles: el Expelliarmus. ¿Alguien podría decirme para qué sirve?
Rose levantó rápidamente la mano.
-¿Cómo te llamas?
-Rose Weasley, profesor.
-Bueno, Rose, dinos para qué se usa el Expelliarmus.
-Para quitarle la varita al oponente en un duelo.
-Cinco puntos para Ravenclaw. Efectivamente, el Expelliarmus se usa para desarmar a un enemigo, lo cual es extraordinariamente eficaz en algunas situaciones, pero no tanto en otras. ¿Podría alguien decirnos por qué?
Albus levantó la mano.
-¿Eres Albus Potter, verdad? -preguntó MacMillan.
Albus asintió en silencio.
-De acuerdo, Albus, responde la pregunta.
-Si uno está luchando contra un solo mago, quitarle la varita permite ganar la batalla, pero si uno lucha contra varios, puede desarmar a uno pero el otro o los otros pueden atacarlo mientras lo hace.
-Exactamente, Albus. Diez puntos para Slytherin. Ahora quiero que se junten en parejas y se turnen para intentar desarmarse. No usen el Expelliarmus el uno contra el otro al mismo tiempo porque ambos podrían salir despedidos hacia atrás. Pueden comenzar.
Albus y Scorpio, naturalmente, se pusieron juntos para practicar el Expelliarmus, y lo mismo hicieron Rose y la chica rubia amiga suya. Al rato, el salón se llenó de gritos de “¡Expelliarmus!”. Rose fue la primera en lograr desarmar a su oponente (en su segundo intento), y recibió otros cinco puntos de MacMillan. En cuanto a Albus, él debió probar cuatro veces, pero ya en la primera él notó que la varita de Scorpio temblaba en su mano. Scorpio tardó también cuatro veces.
Al principio, se entretuvieron mucho desarmándose el uno al otro, pero al cabo de un rato el ejercicio se hizo demasiado aburrido y repetitivo y se pusieron a mirar los progresos de resto de la clase. Los amigos vieron que todos estaban muy enfrascados en la práctica, a excepción de un chico de pelo negro, de Ravenclaw, que se había acercado al escritorio del profesor.
Ellos notaron que el chico no le hablaba al profesor sino que le estaba escribiendo algo en un pergamino. Con curiosidad, Albus se acercó a su prima y le preguntó por él.
-Oh, se llama Livius Black. Me parece que es mudo, pues no es la primera vez que lo veo escribiendo notas para comunicarse con los demás.
-Entonces, ¿cómo podrá estudiar en Hogwarts?
-Bueno, no es necesario poder hablar para hacer magia: existen hechizos no verbales, y además están las pociones… Imagino que el profesor MacMillan tendrá que darle clases particulares para que no se quede rezagado.
Viendo que la amiga de Rose había quedado al margen de la conversación, Albus dijo:
-¿Podrías presentarme a tu amiga?
-¡Ah, sí, casi lo olvidaba! Irene, te presento a mi primo Albus Potter. Albus, te presento a Irene MacMillan.
-¿Eres pariente del profesor? -preguntó Albus,
-Soy su hija.
-Debe ser raro que tu papá te de clases.
-Entonces prepárate, porque mi papá me contó que en tercer año él siempre invita a tu papá a dar una clase sobre Dementores y Patronus.
Albus rió y luego vio que Scorpio se les había acercado.
-Él es Scorpio Malfoy -dijo Albus, presentándoselos-. Scorpio, ellas son mi prima Rose Weasley y su amiga Irene MacMillan.
Los tres se saludaron con timidez. Esto no solamente se debía al hecho de que los padres de Rose e Irene no eran amigos de Draco Malfoy, sino también a que las relaciones de la Casa de Slytherin con la de Ravenclaw no eran muy cálidas. No había una rivalidad constante como en el caso de Gryffindor, o desprecio mal ocultado como con Hufflepuff, pero la desconfianza era inevitable. Pero antes de que pudiesen seguir charlando, el profesor MacMillan se acercó a ellos.
-Irene, Rose, Albus, Scorpio, sigan practicando el Expelliarmus. Podrán hablar todo lo que quieran después de clases.

1 comentario:

  1. muy weno el capitulo espero que sigas escribiendo voy a estar pendiente para ller el siguiente felicidades ;)

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